La obra está concebida como la primera de un ciclo de cuatro piezas para diversos tipos de flauta a solo, con el título global de ALCHIMIA. En este ciclo, cada una de las piezas se basa en uno de los cuatro elementos de la Naturaleza del Mundo Antiguo, del más sutil (aire) al más denso (tierra).
Así pues, a partir de la concepción del sonido como un ente vivo y maleable, quasi matérico, “ALCHIMIA: (I) AER” explora la transformación de la materia sonora, principalmente desde el punto de vista tímbrico y textural, en conexión con el elemento Aire. Por ello, la obra presenta una predominancia de timbres eólicos en su tratamiento sonoro, que por lo sutil de su naturaleza son amplificados para facilitar su escucha.
Con un tratamiento simbólico de los parámetros musicales, el proceso compositivo está basado en la geometría del cuadrado mágico del Aire, a través del cual los antiguos alquimistas representaban el poder de transmutación de dicho elemento.
Y así, la grafía musical se materializa en sonido, ejerciendo al mismo tiempo su poder de transmutación en el oyente, a través de las sonoridades extraídas de la flauta travesera por el músico-alquimista.
Obra subvencionada por el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco.
