Nono pertenece a un grupo de obras de estilo constructivista, donde el material empleado (en este caso nueve notas para nueve instrumentos) determina las alturas y los ritmos y condiciona el desarrollo y la duración de las secciones.

La estructura global se asemeja a una explosión a cámara lenta, comenzando con una larga expansión desde el unísono hasta el primer tutti, al que le siguen varios procesos de contracción y dilatación, hasta llegar a la sección intermedia, más lenta y suave, donde el material se detiene en su máxima amplitud, como si fuera una detonación congelada en el tiempo, que implosiona muy lentamente desde los extremos hacia el interior.

Le siguen tres dúos con acompañamiento del vibráfono y el piano, intercalados por solos del acordeón que pelea contra los trinos en las cuerdas y los vientos. Tras un tutti de orden-caos-orden, llegamos al solo del percusionista, quien lucha por imponerse al resto del grupo, y lo consigue en punto culmen de la obra. La última sección es una recapitulación en retrogradación de la primera, donde el material se estrecha progresivamente hasta el unísono, y finalmente desaparece.